Con un precio de la energía eléctrica para uso industrial que, según los datos publicados por la Comisión Europea, continúa incrementándose cada año desde el 2009, y con la promoción de la eficiencia energética con iniciativas como la Europa 20-20-20, la adopción de la tecnología LED para la iluminación industrial resulta imparable.
El largo camino hacia la luz blanca
A pesar de que la luz LED ya se descubrió hace más de 50 años, su evolución ha sido paulatina. Al principio se logró fabricar LEDs de luz infrarroja, pero no fue hasta 1962 cuando se consiguió el primer LED de luz visible, de color rojo. Diez años más tarde, en 1972, se lograba el primer LED de luz amarilla. Pero hicieron falta otros 22 años más para que en 1994 se inventara el primer LED azul, cuya tecnología conseguía además una luz mucho más brillante. Esto permitió dar un siguiente paso y conseguir, por fin, un LED de luz blanca, que permitiría plantearse el reemplazo de la iluminación tradicional por luz LED.
La iluminación LED por fin en los almacenes
Como toda tecnología, su fabricación comenzó siendo cara, y el número de lúmenes por vatio aún eran bajo, lo que limitaba el uso de la iluminación LED a aplicaciones concretas. Pero en los últimos años, la mejora de la tecnología LED ha reducido sus costes y ha aumentado su eficacia luminosa a niveles comparables a los de los tubos fluorescentes.
Actualmente, esto ya permite aplicar la iluminación LED a entornos industriales, tales como plantas de fabricación y almacenes, donde los puntos de luz han de colocarse a gran altura y una buena iluminación es necesaria tanto por productividad como por seguridad.
La eficiencia energética en los almacenes
A pesar de que en la actualidad el coste de adquisición de iluminación LED sigue siendo más alto que el de las luminarias fluorescentes, la ventaja más evidente es su bajo consumo eléctrico. A esto se suma que, a diferencia de los tubos fluorescentes, el encendido de las luces LED es instantáneo, y no ven acortada su vida útil por repetidos encendidos y apagados. Además, las luces LED trabajan perfectamente en conjunto con circuitos de control, tales como sensores de presencia. Esto permite mantener las luces apagadas y encenderlas sólo cuando realmente se necesiten, incluso en zonas del almacén donde una iluminación constante se requiera por medidas de seguridad.
Otra característica de la tecnología LED es que la luz que emite es más direccional. Esto permite mayor eficiencia en aplicaciones concretas donde interesa concentrar la luz en un área más determinada, como en los pasillos de estanterías metálicas paletizadas.
El menor consumo inherente, junto a una mayor versatilidad en su control, hace que la iluminación LED permita ahorros de energía que pueden sobrepasar fácilmente el 70% e incluso alcanzar el 90%.
Ventajas adicionales para los almacenes
Pero las ventajas de la iluminación LED en naves industriales y almacenes no sólo es el ahorro energético, sino que, a diferencia de los luminarias fluorescentes, los LED prácticamente no requieren mantenimiento. Pueden estar funcionando durante varios años sin tener que reemplazarlos.
Otra de las grandes ventajas es la baja disipación de calor de las luces LED, lo que ha propiciado que los almacenes de frío hayan sido los primeros interesados en reemplazar su iluminación por tecnología LED, puesto que al ahorro del consumo eléctrico en iluminación se suma el ahorro en el consumo de climatización.
Durante los próximos años veremos cómo el coste de las luminarias LED se irá reduciendo drásticamente, a la par que los tubos fluorescentes irán cayendo irremediablemente en desuso.