Primero fue la sustitución de carretillas elevadoras con motores térmicos por motores eléctricos, lo que redujo el gasto energético y las emisiones contaminantes en los almacenes palatinados.
Ahora, la nueva tendencia está siendo sustituir las baterías de ácido por pilas de combustible de hidrógeno. Aunque en EEUU las carretillas propulsadas por hirdrógeno son más populares, el proyecto “European demonstration of hydrogen powered fuel cell material handling vehicles” financiado por la Unión Europea, y que finalizará en diciembre de 2013, habiendo durado dos años, demuestra el interés en adoptar ampliamente esta tecnología.
Las baterías convencionales tiene el inconveniente de una autonomía más reducida y un largo tiempo de recarga. Aunque las carretillas más modernas ofrecen importantes mejoras en ambas características, aún representan una limitación importante, especialmente en almacenes y centros de distribución que tienen que operar durante las 24 horas del día.
Las pilas de combustible de hidrógeno, en cambio, ofrecen mayor autonomía y tiempos de recarga que pueden incluso llegar a ser inferiores a los 3 minutos.
Pero a esto hay que añadir ventajas adicionales como una vida útil más larga y un rendimiento que no se ve afectado por las bajas temperaturas, inconveniente que ofrecen las baterías convencionales y que es especialmente importante en almacenes refrigerados.
Es previsible que durante los próximos años muchas de las carretillas elevadoras estarán propulsadas con hidrógeno, una energía más limpia cuyas únicas emisiones son calor y agua, y no están construidas con componentes altamente contaminantes como las baterías ácidas de plomo.